El primero de nosotros se detuvo, no sin cierta solemnidad pretenciosa, delante de los cangrejales interminables. Detrás suyo los demás fuimos adoptando aquella postura adusta de prócer, con torpeza creciente a medida que la distancia nos separaba de él. El sol quemaba tanto que ... ( Leer más )
No hay comentarios:
Publicar un comentario